miércoles, 9 de mayo de 2012

Sam Loyd, el genio de los acertijos matemáticos

Destacado ajedrecista, es el creador de más de 5.000 problemas de ingenio que siguen apasionando a millones de personas.

Si eres un fanático de los acertijos matemáticos y juegos de ingenio, el nombre Samuel Loyd (o Sam Loyd, como se lo conoce popularmente) te resulte familiar. Nacido en 1841, Loyd es considerado uno de los inventores de pasatiempos de este tipo más popular del mundo, aunque también se destacó como jugador de ajedrez a nivel mundial. Loyd afirmaba haber sido el creador del famoso “rompecabezas de 15”, pero recientemente se ha sostenido que esto no es del todo cierto. Como sea, ha dejado un legado compuesto por más de 5.000 juegos de ingenio que siguen apasionando a millones de personas.
Samuel Loyd (1841-1911) fue un razonablemente buen jugador de ajedrez, llegó a estar en el puesto numero 15 a nivel mundial. De nacionalidad estadounidense, vivió casi toda su vida en Nueva York, aunque había nacido en Filadelfia. Tal era su pasión por estos pasatiempos matemáticos, que muchos especialistas creen que no alcanzó un mejor desempeño en la práctica del ajedrez por su afán de convertir cada partida en una serie de combinaciones vistosas o intrigantes en lugar de concentrarse en ganarla. Como sea, el mundo lo recuerda por los más de 5.000 problemas matemáticos que publicó a lo largo de su vida que por sus cualidades como ajedrecista.

Como es de esperar, muchos de los problemas que publicó Sam Loyd se relacionan con el ajedrez, aunque este no fue -ni mucho menos- el campo más prolífico de su producción. Era un apasionado del antiguo rompecabezas conocido como “Tangram”, e incluso publicó un libro que recoge más de 700 diseños creados por el mismo y una historia fantástica sobre su origen. Uno de los pocos aspectos controvertidos sobre la vida de Loyd se relaciona con un pasatiempo muy conocido denominado “rompecabezas de quince”. Sam sostuvo siempre que el había sido el creador de este juego, pero recientemente se ha demostrado que solamente se limitó a modificar un rompecabezas existente. Esto no opaca ni mucho menos el trabajo de este hombre, que nos ha dejado como legado un libro (que todo aficionado a los juegos de ingenio debería tener en su biblioteca) llamado “Cyclopedia de 5000 rompecabezas", publicado por su hijo tres años después de su muerte.

Fuente: ABC.es

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