En el mundo real, las probabilidades son de 51 % y 49 %, según si escogemos cara o cruz.
Dicha afirmación nace de una investigación de un equipo de estudiantes de la Universidad de Stanford, que registró en vídeo miles de lanzamientos de moneda con cámaras de alta velocidad. La cuestión es que lanzar una moneda al aire no es un proceso estrictamente aleatorio, tal y como explica John Lloyd en El nuevo gran libro de la ignorancia:
"La mínima diferencia en las condiciones (velocidad y ángulo de giro, altura de la moneda respecto al suelo, qué cara está arriba para empezar), influirá sobre el resultado. La investigación de Satanford demostró que, al hacer el promedio de varios lanzamientos, los cambios eran lo bastante significativos para impedir una probabilidad del cincuenta-cincuenta".
Os parecerá que este estudio carece de importancia, a no ser que te dediques a los juegos de azar. Pero no es cierto. Por ejemplo, según la ley electoral británica, si el escrutinio termina en empate, el resultado se decide por sorteo. En las elecciones municipales británicas de 2010 hubo un empate de votos en Great Yarmouth y Bristol. En el primero, ganó el candidato que sacó la carta más alta de un mazo; en el segundo, un funcionario sacó un nombre de un sombrero. No es extraño imaginar que algún día lanzarán una moneda al aire.
Tal y como ya hacen en los partidos de fútbol.
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