Alfio Quarteroni, que diseñó el velero más rápido y que creó un modelo numérico del sistema cardiovascular, presentó sus avances.
Todo es matemáticas. Detrás del fluido del agua, de la estructura de una ola o de una competición entre un predador y su presa se esconde una ecuación. Muchos procesos de la vida cotidiana pueden simularse numéricamente y la clave para entenderlos es el modelo matemático. «Así se puede describir el mundo a través de ecuaciones», dice Alfio Quarteroni, director del Instituto de Matemáticas de Ciencia Computacional e Ingeniería de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) y diseñador del velero Alinghi, con el que Suiza ganó en dos ocasiones la Copa América de vela.
Quarteroni, que participó ayer en el rectorado de la Universidade da Coruña en el programa Los coloquios del Centenario, programados por la Real Sociedad Matemática Española para celebrar sus cien años de historia, es también una de las referencias internacionales en la aplicación de las matemáticas a la industria. Pero antes de llevar a la práctica las simulaciones del modelo numérico a la vida real es aconsejable, en ocasiones, disponer de un campo de pruebas para verificar los prototipos. Y uno de los mejores que ha encontrado ha sido el deporte. «Cada día -explica- las matemáticas se usan con más y mayor éxito en la ingeniería relacionada con el deporte». ¿Por qué? Porque se minimizan los riesgos. «En los deportes -responde este experto en dinámica de fluidos- puedes perder el partido, pero en el lanzamiento y diseño de un avión puedes perder vidas y dinero. Esto es por lo que la industria de alta tecnología observa el deporte como un modelo para experimentar con productos que acabarán teniendo utilidad en la industria».
En el desarrollo del velero Alinghi jugó con distintas variables: el casco, la vela, el mástil y la quilla. «Varios componentes diferentes -señala-, pero que tú puedes comprender utilizando las matemáticas. Antes de fabricar un barco pruebas distintos diseños virtuales en el ordenador para seleccionar el óptimo, y esto es algo que no se podría hacer en la práctica real».
(Fuente La voz de Galicia)
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