Es habitual pensar que las matemáticas es una asignatura difícil o pesada y así se justifica el aburrimiento en las clases o el fracaso en las notas. Pero aunque desgraciadamente sean hechos habituales ¿son ineludibles? Es más ¿podemos mejorar la enseñanza de las matemáticas para que nuestros niños y niñas las adoren?
Las matemáticas es una materia escolar que nos acompaña en toda nuestra formación académica básica, desde que somos muy pequeños estudiamos matemáticas. Durante unos 13 años recibimos muchísimas clases de matemáticas y creo que es hora de que los educadores hagamos cambios para mejorar su docencia.
1. Si te aburres enseñando matemáticas. ¡Detente inmediatamente!
Si no disfrutas viendo como los niños realizan sus investigaciones, cómo progresan en la comprensión y te lo pasas pipa jugando con ellos, no vas por buen camino. Las matemáticas no son una asignatura “que tengo que dar” sino que es una oportunidad para pensar, jugar, sorprenderse y sorprender, maravillarse y sobre todo son un reto para el pensamiento.
2. Reflexiona acerca de las necesidades de nuestros alumnos.
Sólo un profundo conocimiento de los procesos de maduración de los niños y niñas (o adolescentes) nos permitirán crear ambientes interesantes para hacer matemáticas. Los niños necesitan moverse: aprenderán matemáticas con movimiento (el lunes publicaré una entrada sobre el tema), los niños necesitan jugar: aprenderán matemáticas con el juego, los niños necesitan crear: aprenderán matemáticas investigando,… hay infinidad de formas, caminos y situaciones en las que se pueden aprender matemáticas.
3. Mira el semáforo del aburrimiento.
Si el semáforo está en rojo (los niños están tremendamente aburridos) no vas por el buen camino. Observa si los niños disfrutan haciendo matemáticas, ya que si no les gustan es porque algo estamos haciendo mal. Será necesario revisar qué y cómo lo hacemos.
4. ¡Arriba el cálculo mental!
Proporcionar al cálculo mental el espacio que se merece es dar herramientas a los niños que serán útiles toda su vida y además ganarán en flexibilidad, rapidez y gusto por las matemáticas. El cálculo mental es una potente herramienta para el aprendizaje de las matemáticas y no podemos arrinconarlo por los cálculos escritos.
5. Potencia el descubrimiento.
Hablarles a los niños en su lenguaje invitándoles a descubrir los secretos matemáticos como si de una aventura se tratase. No es un truco didáctico sino que es la esencia de las matemáticas: sin emoción ni ganas por descubrir no hay aprendizaje.
6. Céntrate en lo importante: el estudiante.
Ni currículos, ni y programaciones, ni lecciones, sino no miramos al niño que tenemos delante el aprendizaje sencillamente no se produce. Podrán obtener buenas notas, podrán responder a preguntas de un examen pero no se encenderá la llamita que todo ser humano lleva dentro. Recuerda que el objetivo de la educación no es la enseñanza sino el aprendizaje.
Fuente: Aprendiendomatematica.com
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