miércoles, 19 de octubre de 2011

«El matemático busca la solución elegante, inevitable y necesaria»

Guillermo Martínez, matemático y escritor. El autor de 'Los crímenes de Oxford' habla hoy en Donostia sobre matemática y literatura en el encuentro 'Mestizajes'.

Interviene hoy en los encuentros 'Mestizajes', promovidos por el Donostia International Physics Center (DIPC) y Jakiunde. Guillermo Martínez (Bahía Blanca, Argentina, 1962), matemático y autor de 'Los crímenes de Oxford' sostiene que ciencia y literatura se alimentan. De algunas de sus conexiones hablará hoy a las 18 horas en la sala Kutxa de la calle Andía de Donostia. La entrada es libre hasta completar aforo.


- ¿Qué se aportan ciencia y literatura?
- La ciencia aporta nuevos temas a la literatura. Escritores contemporáneos como Ian McEwan o David Lodge se han asomado a la ciencia como en su momento hicieron Goethe o Thomas Mann. Y, sin una comprensión exhaustiva de un tema científico, toman las metáforas fundamentales que les permiten desarrollar sus ficciones. Lo mismo hizo Borges a lo largo de su obra. Aún sin conocer en profundidad algunos temas de matemáticas, se interesó lo suficiente por ellas como para que inspiraran sus ficciones. Hay paradojas en el terreno científico, algunas nuevas ideas, algunas formas de pensar distintas cuestiones que pueden inspirar a los escritores. También puede darse en sentido recíproco. La idea de belleza que ha desarrollado en 'Mestizajes' Alberto Rojo pesa mucho en la investigación científica.

- ¿Qué enseñan las matemáticas? 
- Una cierta forma de tratar de capturar regularidades. Percibo una conexión importante entre matemática y literatura. En la matemática uno vislumbra vínculos entre objetos de un mundo platónico y la regularidad de ciertos patrones de comportamiento. Luego eso se codifica en un texto que se llama demostración. Y en literatura también hay un mundo platónico de personajes, líneas de diálogo, fragmentos de una trama que codifica en una sucesión de líneas que se llama cuento o novela. Las diferencias son también importantes. El lenguaje matemático debe ser absolutamente preciso y sin ambigüedades. El significado tiene que ser inequívoco, mientras que en literatura cada lector tiene una sensibilidad diferente y el texto resuena de manera distinta. En matemática las hipótesis enseñan qué es una solución y qué es una solución elegante. El matemático desarrolla una cierta forma de mirar el mundo bajo esa óptica.

- Solución, elegante... 
- Hay una idea estética asociada a la matemática. No cualquier demostración es buena. Ha de tener una cierta inevitabilidad. Por eso a los matemáticos les gustan las novelas policíacas. Hay una relación estrecha entre lo que es una novela policial clásica y un teorema de matemáticas. Tiene que haber cierta necesidad en la solución.

- Por eso su novela 'Los crímenes de Oxford' (titulado 'Crímenes imperceptibles' en Argentina) ha tenido tanto éxito... 
- Del éxito es difícil saber la razón. Nunca estuve muy seguro de por qué esta novela lo logró. Hay libros más afortunados que otros. El éxito me ha servido para poder dedicarme a lo que me gusta. Pero desearía que se conocieran algunas otras líneas que yo he trabajado, muy lejos quizás de esa novela policial. Queda uno muy identificado con lo policial y matemático, cuando en el resto de mis obras hay cantidad de otros temas. Sucede así con los libros afortunados.

- Escribió 'Borges y la matemática'. ¿Qué rastreaba el argentino? 
- En las obras de Borges siempre hay algo del orden del ensayo. Es un escritor que se parece a un filósofo. Se dedicó a rastrear ciertas ideas a lo largo de la literatura universal, formas esenciales de lo literario. Era platonista en su concepción. En sus ficciones toma una idea, la rastrea e incorpora su propia ficción. Es bastante similar a lo que hacen los científicos. Por eso su obra les gusta tanto.

- Borges adelantó algunos elementos de la mecánica cuántica. ¿Flotaban en el ambiente? 
- Hay épocas en las que la misma idea aparece en contextos científicos, literarios o filosóficos. El Renacimiento fue uno de esos momentos. En nuestra época prolifera la idea de los límites del conocimiento. Hay una atmósfera que propicia que algunas ideas germinen. Ocurre también que cuando una idea adquiere fuerza suficiente se encuentran en el pasado sus gérmenes o precursores. Es también una idea borgeana. Cuando un concepto aparece con todo su potencial y su fuerza resplandece, se busca hacia atrás y hay ideas que parecen alumbrar el camino. Pero en el momento en que aparecieron no se las percibió de ese modo.

- Ideas paradójicas las de la física cuántica... 
- Parecen tesis del idealismo filosófico. Ser es ser percibido. Hay una percepción que cambia el estado del objeto. Por eso Einstein era tan reacio a creer en esta teoría. Sin embargo hay una parte de la física que se comporta de este modo. Quizás no sea la solución final y surja luego un refinamiento de la teoría que lo explique de otro modo. Pero las cosas se comportan 'como si..' . Falta la explicación de por qué la percepción modifica el estado. Hay quien trata de definir la conciencia desde el punto de vista físico. Y quizás ahí esté la clave. Es como si un estado de la conciencia interviniera en el proceso físico.

- Hablará hoy sobre 'Autorreferencia en literatura y matemática', otra idea de Borges. 
- Es la idea del regreso infinito y autorreferencia en literatura. Hay ficciones donde uno de los personajes emerge hacia la realidad, como si fuera hacia la tercera dimensión. En ese proceso muchas veces se provoca un regreso infinito. En un poema de Borges sobre el ajedrez, las piezas no saben que hay alguien que las maneja. Y termina diciendo: '¿Qué Dios, detrás de Dios, la trama empieza?'. O el rabino que edifica el golem y lo deja defectuoso. Y termina diciendo que Dios también puede pensar lo mismo de nosotros como sus criaturas. Lo curioso es que la idea de la autorreferencia y el regreso infinito combinadas dan lugar a uno de los teoremas más profundos de la lógica matemática, los teoremas de incompletitud de Gödel. Las ideas aparecen en épocas remotas en la historia de la literatura sin ninguna intención matemática. Y los teoremas prueban que esta ciencia es inagotable. 
(Diario vasco.com)

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