La educación matemática en los países continúa siendo un eje constante de cuestionamiento y reflexión, tomando en cuenta que en el tema convergen diversas dinámicas, procesos, intereses y concepciones.
Nadie duda hoy de que esta ciencia, por su utilidad en la vida cotidiana, en el desarrollo científico de los países, y como eje que atraviesa cualquier perfil profesional, técnico o científico, aporta un conjunto de herramientas indispensables para el desarrollo cognitivo de las personas y, de manera particular, para la calidad de vida de las personas.
La globalización y el desarrollo tecnológico han intensificado aún más la importancia de esta ciencia, hasta el punto de que cumbres mundiales, reuniones de ministros de educación y manifiestos empresariales parecieran hacer recaer en el saber matemático el mayor peso en los contenidos curriculares.